Cuando, el día de la nevada, la expedición llegó a los huertos, la nieve ya volvía a la tierra como agua. Las plantas resplandecían de verde. Crecían, imperceptiblemente incansables, bajo el frío de este febrero mallorquín. Y mientras tanto... las manos en la tierra y las voces de la asamblea esperan un próximo día de sol.
0 LLAVORS:
Publica un comentari a l'entrada